jueves, 14 de mayo de 2015

House of Cards: Segunda Temporada

Por las noches, cuando toda mi familia se ha ido a dormir y la casa está sumida en un silencio sepulcral que sólo es interrumpido por los ronquidos de mi señor padre, me escapo al cuarto de estar, cierro la puerta tras de mí, y enciendo el televisor. Con mucho cuidado, y sumido en la más densa oscuridad, cojo la caja de la segunda temporada de House of Cards y meto un disco en el reproductor DVD. A oscuras. En silencio. Sin nada - ni nadie - que me moleste.

Aunque a algunos os pueda sorprender este comportamiento, hay un momento y un lugar para ver House of Cards. Ese momento del día en el que no entra nada de luz a través de la ventana del cuarto, para así poder contemplar las imágenes de este thriller político como se merece, y ese lugar en el que sabes que nadie te va a molestar. Porque la serie de Netflix espera que pongas toda tu atención en ella. Únicamente en ella.

Creador: Beau Willimon
Género: Drama. Thriller Político
Reparto: Kevin Spacey, Robin Wright, Michael Kelly, Kate Mara, Molly Parker, Michel Gill, Gerald McRaney, Nathan Darrow, Mahershala Ali, Derek Cecil, Rachel Brosnahan, Sakina Jaffrey, Joanna Going, Sebastian Arcelus…
Duración: 3 temporadas (2013 – Presente)
País de Origen: EEUU


Después de una apasionante primera temporada, los realizadores de House of Cards probablemente sentirían una tensión inimaginable a la hora de perfilar la segunda entrega de la serie. La que una vez contó con dos episodios firmados por David Fincher, ahora no sólo tenía que superar la calidad de su predecesora (o, por lo menos, mantenerla), sino que además no podía traicionar el estilo que ya se había forjado. Pero no lo hizo, su primer episodio ya nos lo dejó claro.

Resulta que el capítulo número trece de la serie es cinematográficamente espectacular: por la forma en la que el director estiraba las tomas, los peculiares, simétricos y elegantes planos, el exquisito movimiento de la cámara, el manejo de la luz, las sombras y de, curiosamente, el enfoque… Todo eso hace que la introducción a esta entrega de la serie sea tan técnica y visualmente perfecta, que uno se olvida de que el vicepresidente Underwood parece que se ha olvidado de su público. Pero no lo hace y, en el momento en el que entona ese “¿pensabais que me había olvidado de vosotros?”, a alguien como yo se le ponen los pelos de punta. Se le ponen de punta mientras sonríe a un repugnante personaje que, paradójicamente, despierta una cruel e inexplicable fascinación en el espectador. House of Cards había vuelto, y su segundo escopetazo de salida no podría haber sido mejor.


La segunda temporada de la serie protagonizada por el fantástico Kevin Spacey sigue ofreciendo al público una visión de Washington igual de oscura y traicionera, en la que la sed de poder está en el menú del día de toda habitación, edificio y despacho en el que alguno de los implacables personajes de la serie ponen pie. Una sed tan perversa y despreciable como elegante y fascinante. Sutil, hipócrita y aterradora, fría, calculadora, determinante y dispuesta a cometer el más inmoral de los crímenes. Crímenes tan explosivos como el que da cierre al primer episodio, o tan cuidados como las moralmente cuestionables estrategias del matrimonio Underwood.

Y es que menudo matrimonio. Ese dúo es tan resolutivo, que aunque tengan que enfrentarse a una situación dificilísima como la mostrada en el espectacular noveno episodio de esta segunda temporada, consiguen sobrevivir sin llevarse consigo un rasguño, pero habiendo aumentado las dosis de su propio veneno, listo para ser inyectado en su próxima víctima. Siempre desde la elegancia.


House of Cards es una serie globalmente sobresaliente, pero la perfección la alcanza con pequeños detalles: con esa aparentemente inocente mirada de Frank a la cámara, con la variación en la melodía de los créditos iniciales para que encaje a la perfección con la disimulada y elegante maldad de muchos de los personajes, con su banda sonora en general, y con la atmósfera que se consigue crear.

Sólo alguien que aún no haya visto House of Cards puede decir que no es “tan buena como dicen”. Porque esta serie de Netflix refleja lo que toda serie debería ser.

● Lo que MÁS me gusta: todo.

● Lo que MENOS me gusta: que no voy a poder ver la tercera temporada hasta que salga en DVD.

● Dónde la veo: las dos primeras temporadas de la serie ya están a la venta en formato DVD y Blu-Ray.


Jerry

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