viernes, 29 de mayo de 2015

Viernes Criticón: Mandarinas (Tangerines)

Cumpliendo con esta reciente tendencia de ofrecer críticas de filmes poco convencionales que proceden de países para nada cercanos a aquel que goza de la hegemonía en la cartelera de casi todo el mundo, me aventuré a ir al cine a ver una co-producción de Estonia y Georgia llamada Mandarinas (Tangerines).

Como esta película, que sólo se proyectaba en versión original subtitulada, es la típica que aguanta muy poco en taquilla por el escaso flujo de espectadores que genera, decidí dejar para otro día títulos como Los Vengadores y darle una oportunidad a la que en la 87ª edición de los Premios Oscar de la Academia había estado entre las afortunadas que optaban a la estatuilla en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa.

Y el resultado fue satisfactorio.

● Año: 2013
● Director: Zaza Urusgadze
● Cast: Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Mikheil Meskhi, Giorgi Nakashidze, Raivo Trass.
● Música: Niaz Diasamidze
● Nominaciones a los Óscar: Mejor Película de Habla No Inglesa (Nominada)
● Duración: 85min.


En 1992, estalló una guerra en Georgia fruto del deseo por parte de los habitantes de la provincia separatista de Abjasia de independizarse del país. Durante un largo año, se sucedieron los combates entre los abjasios separatistas, que recibían apoyo militar y económico por parte del gobierno ruso y de otros pueblos pro-rusos, y los georgianos, que ya quisieron independizarse de la Unión Soviética en los años ochenta.

En Mandarinas, el director georgiano Zaza Urusgadze nos introduce toda esta problemática valiéndose de una localidad rural de Abjasia en la que Ivo y Margus, dos estonios que se dedican a recoger mandarinas antes de volver a su país, acogen en la casa del primero a dos soldados heridos que, sin embargo, son de bandos opuestos: un georgiano defensor de la integridad de su país y un checheno que luchaba por la independencia de Abjasia. 


Esta peculiar situación da pie a que ocurra algo similar a lo que ya vimos en El Maestro del Agua: cómo dos enemigos deben convivir bajo el mismo techo respetando las reglas de tolerancia y no-violencia que Ivo impone por haberles salvado la vida. Así, la relación entre Ahmed y Niko asusta pero termina enterneciendo al espectador que, muy sabiamente, es capaz de prever cómo va a terminar. Y ese es precisamente el gran problema de la película.

Al resultar un tanto predecible, el espectador puede cuestionar el ritmo de la historia durante su primera mitad. Y es que, aunque a partir de cierto punto de la trama la película progrese dócilmente hasta su desenlace, hay una parte de la misma que podría parecer prescindible de no ser por la buena dirección de Urusgadze. Gracias a secuencias prolongadas y a un manejo del enfoque bastante acertado, acompañado de buenas actuaciones, esa parte de la película no tan imprescindible, no se hace para nada pesada. 


A pesar de todo, Mandarinas no me pareció un filme excepcional. No deja de ser una buena forma de conocer detalles sobre la historia de la Unión Soviética y Georgia que a lo mejor no son del todo conocidos por espectadores de mi generación, así como también resulta interesante dar una oportunidad a propuestas más austeras y arriesgadas por eso de que no proceden de nuestro país o de otros más comerciales como Reino Unido, Francia o Estados Unidos.

Al salir de la sala, a pesar de que no salí entusiasmado, sí me noté muy satisfecho por haber sido uno de los pocos espectadores (concretamente dos) que le dieron una oportunidad a esta producción.

●Te gustará si: buscas un filme diferente, procedente de un país del que normalmente no hayas visto ninguna película, y con la que, sin embargo, puedes aprender algo más acerca de historia.

● No te gustará si: no te convence pagar una entrada para ver una película en versión original subtitulada que, encima, está en un idioma que muy probablemente no entiendas.


Jerry

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