Piloto: Da Vinci's Demons

He de admitir que hay series que, ya por su temática o por su ambientación, me dan pereza. Por ejemplo, Los Pilares de la Tierra, a pesar de ser una serie que no recibió malas críticas y que, además, está basada en un libro que en su momento me encantó, no consiguió ganarse mi interés. ¿Por qué? Pues por la simple razón de que la ambientación medieval de la misma me daba una pereza horrible.

Ahora el canal americano Starz ha estrenado una serie con trasfondo (y, atentos, sólo trasfondo) histórico que, sin embargo, sí consiguió captar mi atención. Esto no sólo se debe a que el protagonista sea el interesantísimo Leonardo Da Vinci, sino a que el creador de la misma es David S. Goyer: guionista, junto a Nolan, de la próxima Man of Steel, y colaborador de los dos hermanos Nolan en el desarrollo de la historia de la exitosa trilogía de Batman.

● Creador: David S. Goyer

● Género: Aventura, Drama

● Reparto: Tom Riley, Laura Haddock, Blake Ritson, Eros Vlahos, Elliot Cowan…

● Duración: 1temporada (2013 - ¿?)

● País de Origen: EEUU

Todo espectador que esté mínimamente interesado en esta novedosa serie ha de saber que en ningún momento los creadores de la misma la realizaron con afán de que se convirtiese en una serie catalogada como "histórica". Es decir, Da Vinci’s Demons no debe ser visualizada con el objetivo de aprender más acerca de Da Vinci y de su tiempo… Lo que David S. Goyer ha hecho ha sido coger una personalidad histórica de lo más enigmática, tomar prestado el contexto histórico, y hacer una serie de ficción con el simple objetivo de entrener al público.

Y es que Da Vinci’s Demons, a pesar de presentarnos a un curioso protagonista cuyo cociente intelectual claramente excede los límites de lo establecido como “corriente” (un hecho que, probablemente, sí que haga justicia a la verdadera figura de Da Vinci), es una serie corriente ambientada en la Italia Renacentista, donde un insolente artista decide meterse en mil y un líos (que, claramente, no le compensan pero sin los que la serie carecería de historia) mientras diseña aparatos absolutamente adelantados a los avances tecnológicos de su época. Todo esto sumergido en una Italia gobernada por la ambición de los hombres de estado y la crueldad y perversión de una Iglesia que, lamentablemente, no deja de ser carne de cañón televisiva debido al creciente descontento con la misma por parte de una gran mayoría de la sociedad.

Cuando uno ve Da Vinci’s Demons, uno se da cuenta de que lo que está visualizando es de todo menos novedoso. A pesar de algunas escenas – como la de los pájaros – que pueden resultar verdaderamente impresionantes (pero poco creíbles), el espectador enseguida se da cuenta de cómo esta nueva serie está siguiendo los pasos de otras muchas como Spartacus, Los Tudor o Juego de Tronos. La práctica de situar una historia en un contexto que rebosa cruenta brutalidad, vicio y salvaje deseo carnal, es algo que yo considero que debería empezar a pasar de moda.

Qué queréis que os diga, para mí ese sencillo recurso está bien una o dos veces, pero cuando un guionista o productor televisivo decide sobreexplotar esa tendencia, los espectadores acaban aburriéndose. Si, además, a esa poco innovadora serie se le introduce una misteriosa temática de sectas y trapicheos eclesiásticos fatalmente explotados, entonces el interés llega a niveles que resultan casi ofensivos.

No señores, no disfruté viendo el larguísimo episodio de Da Vinci’s Demons. El personaje de Leonardo, aunque sea simpático e insolente, resulta demasiado cómico (lo siento, yo no me imagino a un Da Vinci con tanta facha heroica ni siquiera en un contexto fantástico), la trama del episodio me pareció que carecía de verdadero espíritu, y la ambientación no me pareció nada del otro mundo.

Así que no. Tristemente, no os recomiendo que veáis este primer episodio piloto de una serie que, de haber sido concebida de otra forma, podría haber llegado a captar a miles de espectadores en todo el mundo.

Y, como siempre digo cuando el episodio piloto de una nueva serie no me gusta: espero tener que comerme mis palabras.

Jerry.