sábado, 9 de marzo de 2013

Black Mirror: The Waldo Moment



Desgraciadamente, Black Mirror toca a su fin una vez más, teniendo esta vez, a diferencia de hace un año, la ligera esperanza de que Charlie Brooker nos sorprenderá tarde o temprano con una tercera temporada cargada de polémica, crudeza y horror.

Esta vez, Black Mirror no da cierre a esta saga de una forma tan auténtica como lo hizo con The Entire Story of You, pero, a pesar de eso, el sabor que nos deja en la boca no es para nada agridulce.

The Waldo Moment es más ácido de lo que parece.

Creador: Charlie Brooker
Género: Drama
Reparto: Daniel Rigby, Chloe Pirrie, Jason Flemyng…
Duración: 42min.
País de Origen: EEUU






Trama
Jamie Salter, un paradójicamente deprimido comediante, pone voz a un personaje de animación televisivo llamado Waldo: un oso azul que goza de un programa – supuestamente dirigido a menores pero que en realidad forma parte de otro enfocado a adultos - en el que se dedica a meter baza contra políticos y otras celebridades.

La popularidad de este maleducado oso, que no hace más que decir soeces, se propulsa en el momento en el que Liam Monroe, un aspirante al parlamento, llega al programa. Posterior a ello, el productor del mismo tiene la idea de presentar de forma ficticia a Waldo a las elecciones de la ciudad; desatando esto una reacción en cadena que tendrá consecuencias nefastas.


Conclusión Personal
Puede que el mensaje de este episodio de Black Mirror sea coherente, provocativo y conveniente. Sin embargo, y muy a mi pesar, The Waldo Moment no funciona tan bien como sus predecesores.

Resultaba casi inevitable que esta serie cediese un poco en cuanto a calidad crítica se refiere, porque The National Anthem nos heló la sangre a todos, 15 Million Merits favoreció que la televisión nos repugnase un poco más para que después, al ver White Bear, el estado de espectadores - en el que mucha gente está ya inmerso - se viese reducido a cenizas, y The Entire Story of You y Be Right Back catapultaron nuestro más visceral temor a las nuevas tecnologías. Todos y cada uno de ellos nos afectaron o, por lo menos, nos sorprendieron.

Así que, Brooker, estaba todo hecho. Por lo menos por ahora. Si ahora nos presentas una propuesta tan políticamente descabellada – aunque todo en esta serie es descabellado, que no político – muchos de nosotros nos preguntamos si realmente algo así tiene algún efecto sobre nosotros.

Pues bien, sobre mí no.


La idea que plantea este episodio es excelente, he de reconocerlo, pero la trama podría haber estado un poco más centrada en la “carrera política” de Waldo en vez de en la destrucción masiva de los esquemas vitales del individuo que le ponía voz. Además, no conseguí que su desenlace me sacudiese tal y como lo hizo el de White Bear. Esta vez permanecí delante de la pantalla sin más, esperándome lo esperable. No lo critico, sólo lo dejo caer... Hay que reconocer esta serie ya había sorprendido casi demasiado… y ahora, simplemente, no tocaba.

A pesar de ello, este tercer capítulo sigue cumpliendo con los factores por los que ya apostaba la serie desde un principio, como, por ejemplo, que los actores hacen un trabajo que debería ser bastante envidiado por alguna estrella de Hollywood.


The Waldo Moment no es una mala entrega; sólo se trata de ese episodio que tiene toda amada serie que, simplemente, no consigue satisfacer del todo sin dejar de mantener la esencia de la misma.

Ver Black Mirror Series 2 ha sido, sin lugar a dudas, una grandísima inversión.

No os la perdáis.

Lo que MÁS me gusta: el intento de Brooker de hacernos ver que nuestra conducta en muchas ocasiones está regida por factores tan superfluos como el humor a costa del insulto.

Lo que MENOS me gusta: a pesar de su crudeza, The Waldo Moment resulta menos escalofriante al estar precedido por episodios como White Bear o The National Anthem.

Jerry.

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